martes, 19 de octubre de 2021

Muiscas: Indígenas que siguen luchando por la defensa y el reconocimiento de sus derechos

 

Pueblo Muisca gente de principios, valores y sabiduría

La Casa del Fuego y el Amor, un espacio para encuentro espiritual y formación cultural propia de los muiscas, habitantes de Bosa Centro en Bogotá.  

 

Carlos Hernández / Periodista

Fotografías: Esther Pana Pana

Fotografías Cortesía muisca: Escuela de formación muisca

     Hijos del agua y el maíz, preservan el valor y la importancia de sus mayores, el espíritu del agua tiene dos fuerzas como la montaña y la laguna, como padres y madres desde su origen. Se relacionan con el maíz porque toda semilla tiene un proceso evolutivo en cada familia con un plan, un propósito y un objetivo, teniendo cuenta un valor significativo que va creciendo hacia la luz, así se describen los muiscas, pueblo indígena con una cosmovisión llena de espiritualidad.

    En la actualidad, parte de los muisca se encuentra en Bogotá, específicamente en las localidades de Bosa y Suba. En la comunidad Gue Gata Thizhinzuqa (casa del fuego y el amor), ubicada en Bosa Centro, vive un grupo importante de estos indígenas, su representante y médico tradicional, John Alexander Orobajo, cuenta que los pueblos indígenas siempre han sido hermanos por la madre tierra que los ha sostenido sin límites geográfico, reconociendo su origen para cuidarlos y preservarlos.

     “Hubo un ser muy importante para la historia de nuestro pueblo indígena  y fue el cacique Turmequé, uno de los últimos que hubo en este pueblo, como la figura más representativa de liderazgo y de gobierno, hoy entendido como el que dirige la comunidad quien tuvo que pasar por un proceso de formación en una cueva de sabiduría entre las rocas, que representa un vientre,  desde pequeño con esa misión de educar a un pueblo, con una alimentación muy específica sin sal, ají, tipos de carne, recreando una cultura para las nuevas generaciones”, expresó Orobajo.

Luchan por sus derechos ante al Distrito

 


 El camino de la lucha para estos indígenas muiscas ha sido cuesta arriba, a tal punto, que la describen como una dicotomía en algún momento de sus vidas.  Esta comunidad muisca, al tratarse de sus constantes batallas por defender sus derechos y ser reconocidos como una autoridad de su pueblo, ha tenido que auto reconocerse, y emprender otro rumbo sin perder su cosmovisión y cultura.

     “…Siempre luchamos mucho para que el Estado nos diera ese reconocimiento, pero con el paso del tiempo uno se va dando cuenta que el acto de reconocerse se lo debe dar uno mismo, cuando comprendimos eso dejamos de insistir; participamos en las luchas para ser reconocidos como cabildos en 1999 ante el Ministerio de Interior, por lo cual se logró que gocemos de algunos derechos como la salud, educación, libreta militar, mercados alimentarios, entre otras cosas, como una forma de suplir necesidades, pero a veces la misionalidad de los procesos cambian. En el 2013 llega una representante legal a la comunidad impuesta por el Distrito con otras directrices, del cual no compaginamos en trabajar desde nuestra cultura y muchos del proceso nos retiráramos”, puntualizó Orobajo.

     En búsqueda de su propio proceso autónomo y defender el goce de sus derechos constitucionales como pueblos originarios del país, “el año pasado (2020) decidimos participar y ser parte de las Autoridades Indígenas en Bakata, un proceso organizativo y político que busca reivindicar y visibilizar a los pueblos indígenas en el Distrito”, resaltó Orobajo.

Espacio para la educación propia

       Es importante destacar que, a pesar de no ser reconocidos, los muiscas del fuego y el amor, mantienen aún sus prácticas tradicionales y espirituales. Han logrado mantenerse unidos para socializar sus saberes a los niños, jóvenes y adultos. Hoy cuentan con un espacio para la preservación de sus usos y costumbres, denominado Casa Indígena “Gue Gata Thizhinzuqa”, cuyo significado es “Casa del Fuego y el Amor”.


   Una de sus prácticas, usos y costumbres en la “Casa del Fuego y el Amor”, ha sido la medicina de la Osca que significa el espíritu del tabaco, el humo de vida, el aliento del creador relacionadas con el agua que nos limpia las preocupaciones, tristezas, miedos, dificultades físicas y emocionales, por situaciones difíciles que vive el mundo.  

   “Decidimos crear este espacio como una forma de vivir nuestros mitos, haceres y oficios, para mantener el pensamiento y la tradición, desde la dignidad del ser humano. Un aporte al tejido comunitario de revitalización muisca, brindando perspectivas y posibilidades para la preservación de nuestra madre tierra, a través de la teatralidad endémica y la educación propia para niños y adultos que nos permitirá seguir investigando, frecuentando, fermentando y socializando artísticamente los saberes originarios. De esta manera, se propone diversos Sistemas-Recordatorios y experiencias de EducAcción, es decir un cambio de forma a través de la acción creativa del saber artístico, que tomando una estructura occidental como es el teatro, la siembra de memorias y contenidos”, destacó Braulio Puentes, artesano muisca.

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