Cerro de Monserrate,
un lugar para el encuentro con la diversidad y la biodiversidad
Monserrate, nombre que proviene de la
montaña de Barcelona, España. Espacio donde se encuentra el colibrí con el pico
más largo, y el segundo colibrí más pequeño del mundo. Tiene una connotación
histórica tanto para los indígenas muiscas como para los invasores en el tiempo
de la colonización.
Texto: Esther María Pana Pana
Fotografía: Cortesía TELEFÉRICO A MONSERRATE S.A.
En el pico más alto de un cerro montañoso entre neblinas, a lo
lejos de la ciudad de Bogotá, donde se puede apreciar una hermosa estructura blanca
de forma arquitectónica antigua, quizás para algunos inalcanzable, y para otros
un reto, una ensoñación, una devoción; así es la Basílica Santuario del Señor
Caído, ubicada en el Cerro de Monserrate.
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Un sitio distante de la capital colombiana, a unos 3152
metros de altura sobre el nivel del mar, en la cordillera oriental. Donde subir
a pies es una travesía, un reto o una promesa. Con tan sólo unos 1605 escalones
para lograr la anhelada meta al encuentro con la naturaleza y apreciar de cerca
este maravilloso castillo que se ve a lo lejos del casco central de Bogotá.
En esa caminata larga, se puede ir observando a niños, jóvenes
y adultos mayores, disfrutar o sufrir; sudar, sonrojar y/o con dificultad en la
respiración. En ese trayecto, también se puede ir viendo cómo se va dejando atrás
a esa ciudad ruidosa, de aglomeradas personas y vehículos, de esa estresada vida
cotidiana. Desde la altura se puede apreciar
a una Bogotá jamás vista, inmensa, colorida, tranquila, serena y la más fotografiada
por los visitantes del lugar.
La cima de lo diverso
A la altura de este Cerro, existe un mundo completo tipo
neocolonial rodeado de naturaleza, cantos de pájaros y de un encuentro con la diversidad
cultural en su plenitud, quienes pueden disfrutar de la Basílica Santuario del
Señor Caído y Nuestra Señora de Monserrate, así como de restaurantes, áreas
verdes y espacios adecuados para compartir con la naturaleza.
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Monserrate no sólo ha sido un espacio ideal para deportistas
y religiosos, sino también para el encuentro de la diversidad cultural y la biodiversidad;
combinada de lo extranjero, de demostraciones de amor, de espiritualidad, de unión
familiar, de tradiciones, costumbres, creencias, y de los pueblos indígenas, quienes
son los originarios de esa naturaleza, de esa madre tierra.
“Monserrate es un espacio diverso donde no sólo se tiene una
connotación religiosa o deportiva, sino también cultural y ecológica natural. Hay
muchas especies tanto de mamíferos como de aves. Hoy, en Monserrate se
registran 110 especies que representan el 15% de la población total de aves en Colombia.
Un reto para los deportistas en Bogotá, ha sido subir a pocos minutos a
Monserrate”, expresó, María Paula Jiménez, asistente de Mercadeo del Teleférico
a Monserrate S.A.
Dentro de este valioso patrimonio de la humanidad, se puede presenciar
una combinada pluriculturalidad de aborígenes, y una mezcla del extranjerismo,
que se encuentran en un mismo lugar, demostrando como cada quien puede con sus
diferencias, estar compartiendo en un mismo escenario, y con esto, reconocer
que el ser indígena es un ejemplo de respeto, de madurez, de aceptación, de
constancia y de igualdad para esta sociedad.
Una larga y combinada historia de espiritualidad
Históricamente el nombre de Monserrate proviene de la
montaña de Barcelona España, donde inicialmente se le daba honor a la Virgen
Morena de Monserrate, la cual fue la primera imagen religiosa que llegó a esta
montaña para ser venerada.
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Desde los tiempos de la colonización, las montañas han
servido no sólo de cobijo, sino también para el agua, la leña y la protección
ante lo divino y lo humano.
“Monserrate, rompe las barreras, por ejemplo, durante la
pandemia, las personas sanas subieron para protegerse y no contagiarse.
Monserrate y Guadalupe, tienen una presencia natural histórica a lo largo del
tiempo. Natural porque todos los árboles que existían al momento de la conquista
sirvieron para construir las casas, dar calor y cocinar en los hogares que aquí
se instalaron”, precisó Jiménez.
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Según Jiménez,
antes de la llegada de los colonizadores, las antiguas comunidades muiscas
adoraban en Monserrate a la luna y en Guadalupe al sol. Monserrate es la
presencia masculina y Guadalupe, la femenina “Fuerza y Amor”, era la connotación
cultural y espiritual de ese momento. Eso quiere decir, que este santuario o cerro
ha tenido una importante connotación histórica tanto para los muiscas como para
los invasores.
Existen tres vías de acceso al Cerro de Monserrate por el teleférico,
el funicular y/o caminando.